lavativario

Escaparate de curiosidades. Una suerte de guía de lugares, comidas, libros, discos, bebidas y otros un poco fuera de los estándares más usuales y hecha desde una óptica muy personal. Esas cosas que sólo le recomiendas a tus amigos más cercanos.

Thursday, November 30, 2006

La maldición de Seinfeld

Desde que dejó de grabarse en 1998 –porque de transmitirse, esperamos que no deje nunca- mucho se ha afirmado que sobre el sitcom Seinfeld pesa una maldición.
Sus seguidores, esa gente que anda por ahí citando líneas como “master of my domains”, “no soup for you” o “the move”, no hemos dejado de verla una y otra vez, de sintonizar los maratones que retransmiten sus mejores temporadas, ni de discutir sobre cuál es el mejor episodio de todos los tiempos. Nos pusimos a ver Curb your enthusiasm, la exitosa serie de Larry David, con la esperanza de reencontrarnos con la neurosis, la cadena de equívocos y el humor fácil de Seinfeld. Hemos visto las emisiones para tele de los Stand Up commedy de Jerry Seinfeld y vimos con algo de tranquilidad que Julia Louis Dreyfus estrenó una serie en la que le está yendo bien, The new adventures of old Christine.
Y, por eso mismo, no podemos dejar de asombrarnos ante la cómica que acaba de poner Michael Richards, haciendo uso de un racismo que resulta bochornoso para luego hacer una disculpa pública peor aún. Para no ahondar demasiado en un suceso ampliamente comentado sólo voy a recurrir al mismo recurso del que eché mano cuando vi a Charly García romper sillas y dejar Los Dinosaurios por la mitad en medio de una pataleta de diva: llega un punto en el que la obra de alguien deja de pertenecerle. En ese punto, ya no importa lo que haga el creador (artista, escritor, músico, autor o lo que sea). La obra nos pertenece a todos y lo que esa persona decida hacer con su vida, ya no nos puede afectar.
Sólo así podremos seguir escuchando Modern Click o el episodio del carro vomitado y la casa incendiada con puros cubanos.
Así es esta gente. Crean un monstruo y después se los come.

Monday, November 27, 2006

Onda natural

Bueno, tampoco todo es chucherías (aunque esa entrada fue todo un hit, les cuento). Probablemente por andar recordando esa pila de odas al amarillo número 5, la semana pasada estuve grave de todo lo que es la barriga. Así que me tocó comportarme responsablemente, dejar de asistir a El Vino toma Caracas (la feria vinícola del Centro San Ignacio que arman mis queridos Luis Elías Rodríguez y Vladimir Viloria) y comer como una jeva.
Pero como no todo tiene que ser aburrido, recurrí a los consejos de una amiga y volví a encontrarme con un local que daba por desaparecido y que es una buena opción para cuando uno quiere sentirse natural sin matar a las papilas gustativas.
Hace años frecuentaba Fruit Market, una barra donde despachaban unas ensaladas, sopas y smoothies sensacionales. El local cambió de manos (ahora pertenece al grupo Ara), pero mantiene su original concepto: saludable y rico (por raro que eso suene).
Los smoothies siguen siendo deliciosos, hay ensaladas, sándwiches, sopitas, infusiones y todas esas cosas que comemos cuando nos sentimos “piches” y luce como un cafecito más.
Lo único que me hizo falta fue una musiquita, pero del resto está bastante cool. De vez en cuando, es bueno darle al cuerpo algo de paz ¿No? Mejor que sea con gusto.
Queda en el Centro Comercial Las Cúpulas, en la 2ª con 4ª Transversal de Los Palos Grandes y se llama Ara Natural

Saturday, November 18, 2006

10 Chucherías que no vuelven

Tuvo la culpa mi padre, que el otro día me habló de los muñequitos (una suerte de marshmellows tiesos que circularon en la Venezuela saudita, cuyo aspecto de cadáver infantil de mil y un colorinches no hacía nada por apartarnos de ellos a quienes éramos capaces de devorarlos por cajas) ¿Alguien además de nosotros los recuerda? Lo cierto es que ahora a los dos nos ha dado por recordar aquellas chucherías extintas que nos hicieron unas cuantas "tardes felices" allá por los tempranos ochentas y que, de verdad verdadita, nunca más vimos.
Aquí van algunas célebres para el recuerdo. Valga decir, el que se acuerde de otra o quiera decir que alguna de estas sigue viva, es libre de hacerlo (por favor, digan, eso sí, dónde se pueden encontrar). Y, si por casualidad algún Willie Wonka de nuestros días pasara por aquí, póngase a pensar en cuánto adulto contemporáneo añora estas delicias y reconsidere volver a lanzarlas al mercado. Y avise, eso sí.

Allí va la lista:

1. Los dichosos "muñequitos": marsmellow tieso de colores chillones, con forma de muñeco dormido (o muerto, lo mismo da) que venía en presentación individual y en sabores-colores: verde-limón, rosado-fresa, naranja-naranja, amarillo-piña, hasta donde nos alcanza la memoria.
2. Tabaquitos: bombones de chocolate cuya forma y envoltura hacía pensar en un tabaco. Venían rellenos de una crema muy rara de fresa o naranja y cuando se guardaban en los bolsillos y se aplastaban, eran lo mejor.
3. Mints: pequeños caramelos de menta, en forma de diminutos dientes, que se pegaban a los dientes reales en forma de pegoste. Venían en bolsita transparente con letras verdes.
4. Chocolates El Rey de Menta y Naranja: Se llamaban Chuao y fueron una suerte de antecesor de la onda superrefinada del chocolate El Rey que hoy conocemos (y amanos, vale decir). Chocolate oscuro con pedacitos de caramelo de menta o tiritas de naranja. Simplemente, es triste que hoy en día no existan.
5. Drácula: helado de Tío Rico que consistía en una suerte de pastelado con centro de sirope de cereza ácida (muy artificial, es cierto). Inolvidable.
6. Galletas Media Luna: una especie de Galleta María gigante, picada por la mitad, en forma de media luna. Venían dos juntas, pegadas barriga con barriga por un pegoste de mermelada de guayaba. Mi abuela Belén no las pelaba para la merienda, con un buen vaso de Toddy.
7. Galletitas con suspiro: no recuerdo ni el nombre, pero eran unas diminutas galletas, medio saladonas, que tenían en el medio un suspirito tieso y de colores. Uno solía separar la galleta del suspiro y comérselos por separado, disfrutándolos largo rato. Venían también unas barquillas con suspiro, imitando un helado, por las que como a los cinco años estuve a punto de morir aplastada por un pesado gabinete.
8. Papaúpa: Palo de chicle, como del tamaño de una señorita, en presentaciones de tutti fruti y banana. Estoy convencida de que esa gente que viaja a Margarita y se trae ese chicle espantoso "por yardas" tiene un issue atávico con el papaúpa que no logra resolver.
9. Sacamuelas: En las piñatas uno era capaz de matar por estos caramelos. Superpegostes redondos, de sabores y colores inciertos que se pegaban irremediablemente a nuestros molares y nos hacían gozar de la delicia de despegarlos, mientras nos llenábamos la lengua de azúcares innecesarios para la dieta. Toda una delicia.
10. California: Una única y tiesa gomita, de forma rectangular, envuelta en papel celofán, cubierta de azúcar y que producía una extraña sensación de desamparo una vez que devorábamos el último bocado. (Sin importar cuántas se comiera uno).

Monday, November 13, 2006

Albondigón de mi corazón

Hace un par de noches fui con mi novio a cenar en el Mediterráneo (1ª Av. de Los Palos Grandes), que es algo así como nuestro lugar romántico por excelencia y vimos un restaurancito al lado, donde tiempo atrás solía estar una pizzería más bien deprimente. Nos pareció un poco fea la fachada, pero entre las matas de la terraza descubrimos a una de nuestras parejas amigas favoritas y los interpelamos: ¿se come bien?, ¿qué tal los precios?, ¿es abundante? y todos los etcéteras.
Dadas sus respuestas, me animé a ir al día siguiente a almorzar con un amigo cumpleañero. No me quejo para nada: la comida estuvo en general buena, me pareció ver buenos vinos en la cavita y el lugar es mejor por dentro que por fuera (tiene una salita muy cómoda que recuerda una casa vieja, con un piso que despertó la mayor de mis envidias), y los precios me parecieron justos.
Del antipasto, sólo objeto un inexplicable pastrami en pedacitos, que no me atreví a probar. Como plato fuerte pedí un Polpettone (una albondigota rellena de vegetales y cubierta con una rica salsita) con pasta casera, que todavía recuerdo con cariño.
Una amiga pidió unas salsizzias con papitas colombianas que debo haber probado con los ojos, porque no dejé de velárselas, y que espero probar la próxima vez que pase por allí.
De los postres sólo puedo decir que no lucían muy frescos el día que fui (si algún lector conoce a los dueños, transmita este mensaje por favor). La atención está bien, así que repito y recomiendo. Se llama Come a casa, está en la primera Av. de Los Palos Grandes, entre Mediterráneo y Shayará.


Los veo pronto

Friday, November 10, 2006

Pa' que nos libre de todo mal...

Como buena seguidora de cuanto muñequito fue idolatrado por el pop alguna vez, me fascinaron los escapularios que sacaron las chicas de Zoco. Hay de superhéroes, personajes de Tardes Felices y muchos más. Yo me llevé uno del Llanero Solitario y ha causado sensación. Tronco de regalo.

(Quicalla Zoco: 6TA TRANS CON SEGUNDA AVENIDA, QUINTA GALPON 71, LOS PALOS GRANDES, TLF. 2859242)

Thursday, November 09, 2006

Desayuno de campeones

Debo haber heredado la mala costumbre de mi papá, que puede salir de su casa a las 7:00 am y no ingerir alimento sólido hasta el almuerzo, porque "no tuvo tiempo", como siempre dice.
Lo cierto es que yo también soy un desastre con el desayuno. O se me olvida, o no he hecho mercado, o no tengo hambre temprano o se me hace tarde... la cosa es que casi siempre salgo de la casa con una galleta en la cartera y un "ya me va a dar" en proceso en el organismo.
Pero descubrí un huequito en mi ruta mañanera de ahora (sí, sigo a pie), que me cae como anillo al dedo. En la Planta Baja del Centro Empresarial Sabana Grande (esa próspera torre con helipuerto y todo en medio de aquel caos), hay un lugarcito que se llama Casero Gourmet. Si ustedes, como yo, son mañosos porque "la empanada estaba muy grasienta, la arepa estaba tiesa o el perico era de antier (excusas que uso recurrentemente para no alimentarme en areperas de mala muerte), van a ser felices cuando se encuentres con estas arepitas que parecen hechas por la mamá de uno (en mi caso, debo decir, mejores aún, porque las de mi progenitora son cuadradas. Menos mal que mi vieja no lee el blog), un periquito de lo más delicado, ensaladitas de fruta y batidos naturales. Se los recomiendo.
Otro descubrimiento desayunil que hice recientemente y que no puedo dejar pasar: los cachitos de Coma, una panadería gourmet que queda frente al Centro San Ignacio (al lado de la Vespa). Son, como diría un argentino, “en dos palabras: im – presionantes”. La razón: esta gente no usa ese presunto jamón del que echan mano nuestros panaderos locales (que es una especie de papelillo hecho con los cuartos traseros de un cerdo), sino que usa lonchas de jamón enteras, enrolladas junto con la masa del cachito. Se los escribo y se me hace agua la boca (creo que mañana me lanzo a desayunar allá).
Bueno, les dejo esos dos datos.

Ojo: ya pueden mandar comentarios por mail, así que pilas pues.

Thursday, November 02, 2006

En la lucha...

Muchos de ustedes deben recordar las largas horas de sábado por la tarde viendo películas de kung fu en el canal 2, en las que señores de largas uñas y blancas barbas peleaban incansablemente en escenarios bucólicos o pagodas llenas de mesitas, lanzaban relámpagos verdes por los ojos, volaban por los cielos y daban patadas imposibles de imitar, mientras eran doblados por voces en castellano con un sincro improbable que hacía, hasta de la escena más dramåtica, la cosa más cómica que nuestros ojos pudieran ver.
FX retomó ese recuerdo de nuestra generación y lo hizo serie. Todos los sábados a las 15:30 transimte Kung Faux, un show que exhibe nuevamente las antiguas películas de kung fu de los años 70 y añade efectos especiales, un buen repertorio musical de funk y hip hop y un doblaje, según sus propias palabras, "imposible" en el que los luchadores se tratan de "Bro", hablan de dorgas, mujeres y hacen chistes racistas cada tanto.

No esperen aprender nada (para eso están viendo tele. Si quieren aprender, apáguenla y agarren un libro).

Los veo pronto